sábado, 9 de octubre de 2010

WWE: ¡Se acabó la fiesta!... ¿Que qué?



Con esta panorámica publicada por Super Luchas de la más reciente función de la WWE en el Palacio de los Deportes, nos preguntamos qué pasó con los grandes llenos conseguidos por anteriores houseshows de la empresa norteamericana en México.  La respuesta es sencilla y considera básicamente dos factores: en primer lugar, el público está saturado de contenidos de WWE no sólo en los programas que tiene tanto por TV abierta como por sistemas de paga, y ya se empiza a dar cuenta de que las luchas presentadas en sus houseshows disfrazados con el rimbombante  "Live Tour", son únicamente combates sin importancia para las líneas de historia de sus programas y PPV's, con sucesos que ni siquiera serán merecedores de entrar al estricto conteo estadístico de la empresa McMahon.

El segundo factor es un poco más complejo, pero a todos nos resultará lógico: WWE realizó sendos estudios de mercado antes de ingresar por la puerta grande al mercado nacional, estudios que incluían el cuestionar al público sobre sus preferencias en cuanto a lucha mexicana, específicamente con la pregunta de si el espectador veía AAA o el CMLL y con qué frecuencia; esta estrategia es  habitual cuando una transnacional va a arribar a un nuevo mercado.  WWE Inc. se dio cuenta de que, pese a la gran popularidad y competitividad de la lucha libre mexicana, el connacional suele volverse amigo de lo extranjero y renegar de lo hecho en México, máxime que la lucha libre tiene la característica de contar con miles de aficionados de clóset, que reniegan de su gusto por este espectáculo, pero bien que adoran a La Parka, Cibernético o Místico.

Los primeros pasos de WWE en México fueron avasalladores, desde la primera vez que pisaron el Palacio y desde que arribaron a Televisa y TV Azteca.  Parecen haber tomado en cuenta los factores necesarios para un éxito rotundo, sin embargo, u omitieron un pequeño detalle o lo asumieron como riesgo calculado: México es un país de modas. Salvo notables excepciones, como Chabelo o el Chavo del Ocho, pocos productos comerciales se mantienen vigentes y populares en la televisión por lapsos indefinidos.  El tiempo de caducidad de una moda en nuestro país es corto, y la WWE está enfocada en un sector de mercado que no necesariamente es aficionado a la lucha libre mexicana.   Lejos de ello, tal perfil de consumidor es el que  se obsesiona con el producto televisivo de moda.  Esta numerosa porción de la audiencia, compuesta en su mayoría por niños y adolescentes, ha visto desfilar grandes pasiones en los últimos veinte años: desde notables series de animación como He-Man, Los Thundercats, Los Caballeros del Zodiaco, hasta los productos  más burdos como Sponge Bob, Mighty Morphin Power Rangers, Barney y RBD.  Y todo lo que sube tiene que bajar: así como un día se apasionan por estos contenidos, al día siguiente los olvidan, como si nada hubiera pasado, y se introducen en el mágico mundo del nuevo show de moda.  WWE parece estar comenzando el declive en este círculo, donde su derrota en el mercado mexicano parece estar sellada.

Si sumamos ambos factores, la toma de conciencia sobre lo irrelevantes que son los houseshows de WWE en México para la propia empresa (elemento no comparable con un evento sin TV de México, donde los fans pueden tomarse fotos y hasta conversar con los estrellas), además de el factor "moda", a la WWE parece depararle un inevitable olvido, pues no ha podido, y seguro no podrá, acabar con la afición fiel y conocedora de las empresas mexicanas, que no gusta del aburrido show que presentan en sus programas, mismos que una vez, en la era de las Monday Night Wars, fueron creativos y atrayentes, pero que ahora no hace sino convertirse en una caricatura más, con He-Man Cena acabando con Skeletor Orton una y otra vez durante más de tres años.

La lucha libre mexicana se reinventa: AAA lo hace casi en cada función, mientras el CMLL tuvo que echar mano hasta de la piratería de personajes como Psicosis, Alebrije, Charly Manson e Histeria, para poder dar un toque innovador a su arcaico producto; con esto basta para que la lucha libre mexicana siga de pie, pues su fiel público deplora el show de las "marcas" de McMahon y lo hace con conocimiento de causa.  Probablemente si WWE hubiera aparecido en televisión abierta cuando tenía a estrellas como Stone Cold Steve Austin y The Rock, la historia sería otra, pero en los hechos vemos que la popularidad de sus shows va decreciendo.     Al menos, para muchos fans capitalinos de bajos ingresos, ya no vale la pena pagar media quincena de sueldo para ir a ver cinco minutos en el ring al "maestro saijajin" aplicando el "ajustador de actitud".   La única actitud que se ajustará será la de Vince McMahon, cuando los ratings ya no permitan a Televisa y TV Azteca mantener al aire sus programas.  Ese momento, afortunadamente, parece estar más cerca.  Y  Pietrasanta podrá ir a narrar para IWL.

1 comentario:

  1. ¿Power Rangers burdo?, fue lo unico malo de este articulo fue eso, pero este articulo ayuda mucho a mi futuro video

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