Hoy en día se tiene la peregrina idea, gracias a los reaccionarios de la lucha libre, de que las empresas deben de pagar por ser publicadas, incluso a revistas especializadas en lucha libre, que de hecho se sostienen de los contenidos que logran obtener o que en ocasiones las propias promotoras les otorgan como cortesía.
Esto viene a colación por el reciente veto emitido por AAA a la revista Box y Lucha, misma que en la actitud más infantil y revanchista publicó una entrevista con El Hijo del Santo -en lugar de la siguiente parte de la entrevista en serie con la Licenciada Marisela Peña- y una columna escrita por Muñoz en contra de AAA, cuando lo que deberían estar haciendo es buscar reencontrarse con la directiva de la tres veces estelar. Por todos es sabido que los diarios bien pueden o no publicar lucha libre, pero las revistas especializadas perderán, invariablemente, un segmento de mercado al dejar de presentar contenido de alguna de las empresas fuertes, que en México son dos, y siendo generosos en el cálculo, la ausencia de todo contenido de AAA les quitará al menos la mitad de sus lectores.
Para nadie es un secreto que Box y Lucha contaba con un buen trato, si no es que un trato preferencial, por parte de AAA, y que durante un buen tiempo la propia tres veces estelar proveía de contenidos a la revista. Ahora que ya están vetados y no ven marcha atrás en el asunto, el chayotero Muñoz lanza una ridícula condena a "50 años de olvido", cuando la verdadera condena, la que sí se reflejará en las gráficas de rentabilidad de la revista, es de "al olvido los 50 años". Así es: los más de 50 años de Box y Lucha podrían irse al olvido si el ingeniero Camacho no comienza a analizar qué le conviene más: publicar AAA o apoyar al Hijo del Santo, el que amenaza con demandas a medio mundo, el que no vende ni un boleto y mucho menos venderá diez revistas. ¿Que si Box y Lucha ya había sido vetada y sobrevivió? ¡Claro! En otra época, ahora las variables son otras, hoy en día la afectación sufrida por la ex revista azul podría ser letal, y dudo mucho que El Hijo del Santo entre como inversor para rescatar la revista cuando ésta se encuentre en una grave crisis. Ingeniero Camacho, llegó la hora de alzar la cabeza y sacar adelante su publicación. Limpiar su directorio de gente que le vuelve más ríspidos sus problemas, recuerde que está en conflicto con la gente que debería tener de su lado, mientras con usted están un conocido chayotero y un hombre cuyo título de luchador ya resulta dudoso. El primero que "asestó un golpe mortal a la lucha libre": el primero en equipararla con una obra de danza. La moneda está en el aire para la revista azul, cuya caída libre comienza ya mismo, pues a diferencia, por ejemplo, de Super Luchas, no invierte un sólo peso en prácticamente nada, y no tiene una red de contactos y corresponsales por el mundo que le permita ofrecer alternativas de contenido a sus lectores; eso sin contar con que su internet, salvo su frecuentadísimo foro -usado casi siempre por la propia gente del medio-, tiene un tráfico ínfimo, y poco puede hacer con él para promover la venta de revistas. La pregunta del millón es: ¿Quién pierde más con la ruptura, AAA o Box y Lucha?
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